martes, 27 de mayo de 2008

¿Sabes lo que comes?


Recuerda la última vez que has ido al supermercado. Probablemente al pasar por caja tu carrito estará lleno de productos de diferentes marcas. La variedad de productos que se nos ofrecen en un supermercado es inmensa.... ¿o no?
Muchas de las diferentes marcas pertenecen a tan solo un puñado de grandes empresas de la alimentación.

Esto sucede con los productos que sabemos que pertenecen a multinacionales (aperitivos, refrescos....), otros que no lo parecen tanto (embutidos....) e incluso en los productos básicos que no lo aparentan.
Cuando compramos alimentos, aunque muchas veces no seamos conscientes de a dónde va nuestro dinero, lo cierto es que la mayoría de este dinero acaba en muy pocas manos.

Pero cuando vamos a comprar alimentos la menor posibilidad de elección la tenemos antes incluso de llegar al supermercado. Elegir un supermercado o un hipermercado para realizar nuestras compras es la opción que cada vez más españoles tomamos. El 81.9% de la superficie comercial de alimentación pertenece a supers o hipers y, dentro de éstos, más del 50% se distribuye entre tan sólo 5 cadenas diferentes1. Si a estas 5 cadenas añadimos las 2 principales centrales de compra (asociaciones de empresas que se comportan como una grande), sumamos ya el 75% de esa superficie1. Casi dos tercios de la superficie se distribuye en solo 7 opciones diferentes. Eso ya no es tanta variedad, ¿verdad?
Cadena de distribución de alimentos en Europa
Cuello de botella en la distribución de alimentos en Europa
Por encima de los 170000 detallistas se encuentran 160 millones de consumidores y por debajo de los 100000 suministradores están 3200000 productores/granjeros. Ninguno de éstos se muestra en el gráfico, porque a esta escala habría que usar un espacio casi 1000 veces mayor para representarlos. Eso nos da una idea de lo estrecho que es el cuello de botella. En el documento 1.1 hay más gráficos que ilustran esta situación.

Bueno, así que hay unas pocas compañás que ganan mucho dinero con los alimentos que compramos, ¿y qué? Así funciona el mercado, si ganan mucho dinero será porque ofrecen buenos servicios....¿no?

Aunque a priori podamos no ver nada malo en que mucha de la comida que compramos la adquiramos de unas pocas compañías, lo cierto es que existen muchos y graves problemas en esta situación.

La organización del mercado global de alimentos en la actualidad tiene una distribución muy desigual. Existen cientos de millones de productores (en los países en desarrollo mucha gente se dedica a la agricultura) y miles de millones de consumidores a nivel global, pero entre ambos grupos existen pocos distribuidores, creando un cuello de botella en la cadena de distribución1 y limitando el acceso de los consumidores a los productores. Esto ocurre tanto a escala global como a nivel de los diferentes países.

Este cuello de botella es la raíz de problemas que afectan a todas las etapas de la cadena.

Problemas para los consumidores

El problema más evidente para nosotros los consumidores reside en la reducción de la competencia que se produce cuando son pocas las compañías que distribuyen un producto. No son pocas las noticias que nos llegan sobre pactos de precios2 y son muchas más las sospechas que tenemos.

Un claro ejemplo de como la concentración del mercado repercute negativamente en la competencia se puede ver en la siguiente3 nota de prensa de junio de 2007 del Tribunal de Defensa de la Competencia. En ella se informa de varias grandes cadenas de distribución (las principales) por pactar el precio del aceite. Probablemente reconozcan las marcas.


Las asociaciones de empresas que distribuyen pollo, huevo, pan y otros alimentos han sido expedientadas por posibles pactos de precios
No se trata de casos aislados. La inflación ha estado creciendo en los últimos meses empujada, entre otras cosas, por el precio de los alimentos4. En el caso de los alimentos básicos la subida ha sido notable y nos ha molestado especialmente a los consumidores. A pesar de haber acusado del sobreprecio al aumento del precio del petróleo y otras causas, muchas de las asociaciones de empresas que distribuyen esos productos básicos (huevos, pollo, pan...) han sido expedientadas por posibles pactos de precios desde mediados de 20072.1, 2.2, 2.3, 2.4, 2.9. El control de la distribución repercute, y de qué manera, en nuestros bolsillos.

Las organizaciones de la competencia deben velar porque no se produzcan estas situaciones de pactos de precios ni los monopolios, pero no siempre pueden hacer correctamente su trabajo. Los pactos de precios son generalmente difíciles de demostrar, y, por otra parte, es tanto el poder que acumulan estos distribuidores5 que, las pocas veces que se destapa un caso de este tipo, consiguen librarse de sanciones significativas.

Existen otros problemas para los consumidores que se derivan de los problemas de los productores, que son explicados más adelante.

Problemas para los productores. saltar

Por paradójico que parezca, cuando nosotros pagamos un precio altísimo por un pollo, una verdura u otro alimento, sus productores pueden estar pasando un mal momento debido al poco dinero que reciben por ellos.

Cabrá esperar que en una crisis del arroz, por ejemplo, como la que existe actualmente mundialmente, pondría a los agricultores que cultivan arroz en una posición en la que podrían pedir un alto precio por sus cultivos (al fin y al cabo los consumidores sí pagamos mucho más), y, sin embargo, los productores mundiales de alimentos venden por precios que en ocasiones apenas cubren los costes del cultivo. Pagamos hasta un 390% más por un producto de lo que recibe el productor (pagamos casi 5 veces lo que cobra el productor) y un 60% del precio se lo queda el distribuidor1, 6

Esto obliga a los agricultores a ajustar costes a toda costa y, en muchos casos, no consiguen hacer rentable su negocio. En España en concreto en los últimos años han desaparecido casi diez explotaciones agrarias al día y la renta de los agricultores ha disminuido en un 12%, a pesar del aumento de los precios al consumo. En los próximos 15 años España tendrá que importar el 80% de los alimentos que consuma6.

Por otra parte, la globalización está afectando al cultivo de alimentos: ahora las distribuidoras tienen la capacidad de abastecerse en casi cualquier parte del mundo, para comprobarlo basta fijarse en el origen de los alimentos que compramos. Esto provoca que los pequeños agricultores locales tengan que competir con agricultores de todo el mundo. Podría pensarse que el que haya más posibles compradores para sus productos es una oportunidad para los agricultores, pero esta competición no siempre es todo lo justa que se podría esperar. Esto transforma la alimentación en una herramienta política poderosísima.

Los agricultores de algunos países pobres deben competir con cultivos de países ricos, que han sido subvencionados y que se venden a precio por debajo del coste de producción. Los pequeños agricultores no pueden competir con esos precios, pierden el mercado local que antes abastecían y terminan por desaparecer, eliminando el suministro local y dejando al país dependiendo de las importaciones de cultivo. En esta situación es más probable que, si el precio de un alimento sube, los habitantes de ese país no puedan probarlo y aparezcan las crisis alimentarias. En ese caso se hacen necesarias las ayudas, que se ofrecen a cambio de facilidades comerciales, lo cual, a la larga, aumenta el problema7.

Las medidas de los gobiernos que abren los mercados nacionales al extranjero y dejan de apoyar a sus agricultores favorecen esta situación8. A veces estas concesiones (generalmente reducción de tarifas de importación) se requieren para recibir ayudas alimentarias o económicas7.

No son pocas las veces que algún país rico ha aprovechado una situación de crisis para conseguir acuerdos económicos criticables e, igualmente, son muchos los ejemplos de países que, a causa de haber necesitado ayudas, son ahora importantes importadores de comida cultivada en los países ricos7.

El arroz es el principal alimento en Haití
Times Online - Kena Betancur / EPA

El caso de Haití
Un claro ejemplo es Haití, donde la actual crisis alimentaria está siendo más grave.
Hace 30 años Haití cultivaba casi todo el arroz que consumía, pero en 1986, tras la salida de un gobierno dictatorial, el Fondo Monetario Internacional realizó un préstamo de unos 25 millones de dólares, a cambio de que rebajasen los impuestos de importación de varios productos, entre ellos el arroz. Años después se redujeron esos impuestos incluso más a cambio de ayuda para volver a salir de una dictadura. Al poco tiempo los agricultores locales no podían competir con el arroz norteamericano, más barato por estar subvencionado por el gobierno de EEUU, con lo cual muchos tuvieron que dejar el negocio. En la actualidad Haití es uno de los principales importadores de arroz de EEUU y cuando los precios suben, como ahora, son muchos los que no pueden pagarlos9.
Vídeo (en inglés)9.6


El resultado es que cada vez desaparecen más pequeños productores y se concentra más la producción de alimentos en empresas cada vez mayores que utilizan técnicas industriales10. Este cambio está entre las causas de la crisis alimentaria vigente11 y va en contra de los esfuerzos para erradicar la pobreza.

Problemas generalessaltar

Desde el punto de vista económico y social la situación es insostenible, pero un mal mucho menos visible pero igualmente importante es el que se refiere a la sostenibilidad ecológica.

La agricultura industrial que promueve esta situación es muy insostenible. A pesar de ser más rentable, por la gran escala, no quiere decir que sea más eficiente. Se utiliza una gran cantidad de fertilizantes y pesticidas que pueden afectar a nuestra salud12 y la contaminación producida por éstos es cada vez mayor. Las leyes contra estos contaminantes no son suficientes: en ocasiones se permite el uso de pesticidas prohibidos13 y en otras se encuentran pesticidas ilegales en alimentos al examinarlos14. Hay multinacionales que incluso siguen utilizando en paises pobres pesticidas demostradamente peligrosos y prohibidos en paises ricos15. Pesticidas prohibidos en los años 70 siguen presentes en nuestros organismos16 y hay estudios que han encontrado al menos un pesticida prohibido en los cuerpos del 100% de los sujetos examinados12.1.

La agricultura de este tipo se está convirtiendo, según asesores del IPCC, en uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático tanto por la deforestación17 que provoca como por la energía invertida en su cultivo y transporte18. La mayoría de los alimentos viajan entre 2500 y 4000 km hasta llegar a nuestras casas con el consiguiente gasto energético19. Otro transtorno muy importante es el ocasionado por los residuos derivados de embalajes. Los costes ecológicos no se ven reflejados en el coste económico que les supone a las distribuidoras suministrarnos alimentos de esta manera.


Ejemplos de coste medioambiental que no repercute en el coste para las distribuidoras6.2, 6.3
  • Bacalao capturado en Noruega que se lleva a filetear a China y de vuelta a Noruega para ser vendido. Resulta rentable gracias al bajo coste en China.
  • Limones argentinos en las estanterías de los supermercados españoles mientras limones producidos en España se pudren en el campo.
  • Gran Bretaña y Australia intercambian anualmente 20 toneladas de agua embotellada



En la página de Greenpeace17.2, 17.7, 17.8 nos muestran como marcas por todos conocidas están contribuyendo a la deforestación en Indonesia. Reducir la deforestación es lo más eficaz y más barato que podemos hacer para frenar el cambio climático, pero la industria alimentaria lo está imposibilitando.

Este tipo de agricultura hace el suministro de alimentos dependiente del petróleo.

Además en este tipo de agricultura se dedican grandes superficies a un solo cultivo (generalmente el más productivo), eliminando la variedad. Además de arruinar los ecosistemas donde se encuentran estas plantaciones, esto se nota después en la estantería del supermercado, donde cada vez son menos las variedades de los productos19.
Transgenicos.saltar
El caso de los cultivos transgénicos es particularmente alarmante.

El 68% de la superficie dedicada a transgénicos en Europa está en España
A parte del rechazo de la gran mayoría de los consumidores20.1, 20.2, los transgénicos causan una concentración del mercado de las semillas brutal. Tan solo 4 compañías componen la oferta de transgénicos20.2 con lo cual cada vez que compramos un producto compuesto o derivado de un cultivo transgénico, una de esas compañías hace caja. Las semillas de productos alterados genéticamente deben comprarse todos los años, interfieren y contaminan los cultivos colindantes y, una vez utilizadas, dificultan mucho la vuelta a las semillas no alteradas.

España es el único país de la Unión Europea que cultiva transgénicos a gran escala20.3 (el 68% de la superficie dedicada a transgénicos en Europa está en España20.4 y crece a pasos agigantados20.6). Los mayoría de esos cultivos tienen una modificación genética que les permite segregar un pesticida y que está patentada por la (¡una sola!) multinacional Monsanto20.4.

Como nos indica este documento de Greenpeace20.5, 11 años de uso han demostrado que los cultivos transgénicos no son más eficientes que los cultivos tradicionales ni reducen la cantidad de pesticidas utilizados, han desembocado en la retirada de algunos por interferir con cultivos no modificados y no han mejorado la calidad de los alimentos, sino que han despertado incertidumbre acerca de su inocuidad.

Si piensas que tú no estás consumiendo productos alterados genéticamente piénsalo otra vez. Dos tercios de los alimentos que tomamos contienen derivados de la soja y el maíz (generalmente aditivos para facilitar el transporte y almacenamiento), y dos tercios de la soja que importa España es transgénica, mucho del maíz también20.3. A pesar de que hay legislación que obliga a etiquetar los alimentos modificados genéticamente, existe un vacío legal que no obliga a etiquetar los productos que han usado transgénicos en su elaboración como, por ejemplo, carne de animales que ha sido alimentados con cultivos transgénicos. Por ello, para evitar estos productos, es necesario consultar guías elaboradas por los usuarios20.1.
Biocombustiblessaltar
Este mal uso de los biocombustibles está acelerando el cambio climático y disparando los precios de los alimentos, provocando la crisis y favoreciendo la especulación.
Otro grave problema lo suponen los biocombustibles. Los biocombustibles son combustibles que se extraen de cultivos. Se están utilizando en la actualidad, principalmente, la soja y el maíz. El principal beneficio de estos combustibles estriba en que el CO2 que emiten en su combustión se compensa con el CO2 que capta la planta en su crecimiento28.2.

Gracias a esto, los biocombustibles están experimentando un crecimiento espectacular en su demanda, aumentando también la cantidad de cultivo que se dedica a ellos28.2. Al aumentar la cantidad de cultivo que se usa para los biocombustibles, este aumento de la demanda está repercutiendo en el precio tanto para ese uso como para el uso alimentario (Greenpeace calcula que supondrá un aumento del 20% del maíz para 2010)28.4. Este aumento de precio está entre las causas de la crisis alimentaria actual.
El biocombustible complica el acceso a los alimentos de los menos pudientes

Viñeta:Nick Anderson - Houston Chronicle

Por otra parte, el tipo de agricultura energéticamente ineficiente que se utiliza en los cultivos de biocombustibles hace que la reducción de emisiones de CO2 que supuestamente aportan estos combustibles desaparece, emitiendo más que los combustibles fósiles como el petróleo28.1. Ésto se acentúa cuando, por el aumento de precio, se convierte en rentable talar zonas de selva para plantar soja, como está ocurriendo en el Amazonas.

Hay leyes que fijan cuotas de biocombustibles que están fomentando esta situación28.

Los biocombustibles pueden ser una buena solución, pero este mal uso que se les está dando está acelerando el cambio climático (en contra de la idea para la que fueron concebidos)28.2, reduciendo la biodiversidad28.3, 28.4 y además está disparando los precios de los alimentos, provocando la crisis y favoreciendo la especulación28.5.
Problema principal: Autoperpetuaciónsaltar
Sin embargo, el principal problema de este sistema es que es autoperpetuador, es decir, favorece que la concentración de los mercados se estreche más aún el cuello de botella y da muy pocas opciones a las alternativas.

Momento actualsaltar

El momento actual es especialmente crítico, la crisis alimentaria se está agravando y durará varios años (se calcula que hasta 2015)21. Lo grave es que se está utilizando la crisis para promover actuaciones que solamente afianzarán a las distribuidoras y aumentarán su poder, empeorando la situación de las víctimas de la crisis a la larga.

La industria de los transgénicos está aprovechando la crisis alimentaria para ganar adeptos20.1, 22, proponiéndose como solución a los problemas de abastecimiento, cuando claramente hemos visto que está más cerca de ser la causa del problema que de ser la solución y los principales beneficiados son ellos23.

Por otra parte, el banco mundial está proponiendo abrir los mercados de países afectados a la importación24, cuando hemos visto con el ejemplo de Haití que eso los hace más dependientes e indefensos ante las fluctuaciones del precio. Los beneficiados serían claramente los propietarios de grandes explotaciones agrícolas que verían aumentado su mercado.

Ninguna de estas soluciones ataja el problema de raíz, la restricción de la competencia en el mercado. Es significativo que la crisis esté proporcionando inmensos beneficios a las multinacionales mientras 100 millones de personas pasan hambre por la especulación de éstos25.

Soluciones

Como consumidores tenemos la responsabilidad de elegir qué compramos. Debemos aprovechar esta ventaja para elegir productos más responsables, para lo cual es imprescindible una buena información. Son más sostenibles, por lo general, los productos frescos, locales y de temporada. En este sentido conviene tener cuidado porque no siempre lo local es lo más sostenible (conseguir un producto fuera de temporada puede suponer meses de refrigeración)6.2, 6.3, no debemos caer en conductas extremistas.

Para fomentar este comportamiento se debe imponer un etiquetado de calidad que informe al consumidor no solo de dónde proviene y qué contiene sino también cómo se ha conservado, transportado y transformado lo que está comprando. La información es esencial para tomar decisiones.

Difundir la información, recomendar lecturas26, sitios web o cualquier tipo de publicación informativa a nuestros amigos o conocidos nos da más poder a los consumidores.

El uso de mercados, en los se compren productos locales y de temporada directamente a los productores, debería estar incentivado por los ayuntamientos para resultarnos más atractivo.

Para limitar drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero y la contaminación provocada por fertilizantes deberían imponerse tasas en estos productos y en el transporte de alimentos que evitasen que las distribuidoras reduzcan costes económicos a costa de costes ambientales.

También sería positivo endurecerse las sanciones para evitar los pactos de precios y la especulación27.

Más difícil es evitar el uso político de la industria alimentaria, por los poderes involucrados. Se necesita una legislación internacional que evite estas situaciones.

Referencias

No hay comentarios: